25 diciembre 2006

La Navidad no es igual para todos.







No sé cómo celebran la Navidad en Senegal, ni en Mali. Probablemente en Mauritania ni la nombran, es una república islámica. Sé que en Senegal es feriado, son feriados las fiestas musulmanas y las católicas, lo cual no está mal. No creo que se hagan regalos ni cenas especiales, las pocas familias cristianas lo harán, en las misiones religiosas de seguro y los europeos que trabajan allá.

En Madrid sí celebran. Las calles están llenas de luces de colores, en el palacio de las comunicaciones, también iluminado, hay unas enormes bolas donde se proyectan imágenes de la ciudad y de los pesebres que aquí les llaman Belenes. Hay belenes de todos tipos y tamaños. En San Lorenzo del Escorial, donde está el monasterio real, tienen un belén que ocupa como tres plazas, con figuras de tamaño natural: romanos, judíos, orfebres, panaderos, patitos y hasta un elefante pueblan la miniciudad de papel maché que, para mi gusto, no es de tan buen gusto. La gente se congrega y pasea a través de las figuras sin importar el frío ni los restos de nieve que todavía quedan como pequeños manchones.

El centro de Madrid rebosaba de gente la semana anterior, tienen la curiosa costumbre de usar pelucas por estos días, por las calles se ven melenas naranjas, violeta y unas brillantes como de guirlandas. Puede que sirvan también para protegerse del frío.

En Madrid pareciera que todo funciona perfecto, al menos para mí que vengo de las antípodas. Los buses son limpios y se detienen en los paraderos establecidos, la gente introduce un boleto y pasa. Marca la siguiente parada y el conductor se detiene en el paradero establecido. El metro llega a todas partes, hay mil combinaciones y funciona hasta tarde.

Pero no todo es perfecto en Madrid. Air Madrid no fue nada de perfecto. Hace unos días colapsó definitivamente y le quitaron la licencia para volar, dejando a cientos de personas en tierra, es un problema nacional que aparece todos los días en los medios. Hay personas que están "viviendo" en Barajas desde hace unas semanas, igual que en la película de Tom Haks "Terminal", una demostración más que la realidad imita al Arte. Así los que tenemos un ticket con Air Madrid lo tendremos que dejar de recuerdo de un viaje que no realizamos.

¡¡¡Feliz Navidad!!!

18 diciembre 2006

Siempre puede ser peor.





"Decisiones, todo cuesta
vengan y hagan sus apuestas
Ave María"

Rubén Blades


03 de noviembre de 2006. Kidira, Frontera de Senegal con Mali.

Si esto fuera una novela comenzaría: “Me encontraba en el peor lugar del mundo, a la hora menos indicada, en las peores condiciones”. Una gare routiere en un puesto de frontera, un montón de autos dispuestos de manera azarosa, unas construcciones de palo que apenas distinguía su estructura. Eran las ocho de la noche, oscuro, unas pocas ampolletas apenas insinuaban algunas siluetas. Frente mí, un negro grande me señala en un rudo inglés que si quería viajar a Kayes a esa hora tenía que contratar un vehículo entero para mí, pagando los 7 puestos, en total $25000; si no, me podía quedar ahí hasta mañana, al lado de lo que parece una garita, comprar de inmediato mi lugar para salir en el primer auto que partiera al día siguiente. Como un acto de gentileza me ofrece guardar la mochila en la cajuela del auto. “¿Algún hostal dónde pasar la noche?” “No hay hostales, en este pueblo”. Miré hacia una calle mal iluminada con algunos puestos de comida y no se veía más. La otra alternativa era volver sobre mis pasos y cruzar de vuelta hacia Senegal, buscando un lugar donde dormir.

¿Cómo llegué hasta ese punto?

03 de noviembre de 2006. 09:00 am. Kaolak.

Me embarco en un setplace rumbo a Tambacounda, a unos 250 kms. Calculo unas cuatro horas. El camino es endemoniado, hay más hoyos que cemento. Llego a las tres de la tarde. Calculo que me quedan como cuatro horas de luz. Voy a la Terminal desde donde salen los minibases a Kidirá que está a 150kms, en la frontera con Mali. O me quedo en Tambacounda o hago el esfuerzo por llegar a Kayes, en el lado Maliense. Pregunto hasta qué hora está abierta la frontera. “Siempre está abierta”. Decido continuar. Decido mal.
Llego a Kidira a las ocho de la noche. 150 kms. en cinco horas. Decido seguir intentando llegar a Kayes. Un taxi me ofrece llevarme hasta el control policial. Mientras lo espero, un vendedor me explica que a esta hora no voy a llegar a Kayes, que no hay transporte, que debo esperar hasta el día siguiente. Me ofrece pasar la noche en su casa. El taxi me lleva al cuartel policial de frontera y después cruza el puente que hace de límite. No son más de 600 metros. Llego a la Gare Routiere. Trato de hablar con unos tipos tirados en el piso apoyados en unos autos. Ninguno habla inglés, llaman al negro grande.

Así es como llegué a esa encrucijada.
Me tomo mi tiempo para decidir. El lugar no invita a quedarse. Vuelvo a Kidirá. Un taxi me lleva directo al único hotel de la ciudad (si es que alcanza para decirle ciudad). La habitación cuesta $18000 la noche, con aire acondicionado. Es mucho. Vuelvo donde el vendedor que me ofreció su casa. Subo con él a un departamento ubicado justo detrás de su puesto. Me indica un camastro que está en lo que llamaríamos el living. Hay otras personas que entran y salen. Le pregunto cuánto cuesta. “Nada, es una invitación”. Me acuerdo del testimonio del alemancito que conocí en Saint Louis sobre pasar la noche “invitado” en un puesto de frontera. Le agradezco, me como mi orgullo y vuelvo al hotel que tiene un gran cartel “Haga su convención o reunión de trabajo aquí”. Parece que soy el único pasajero. Un dependiente con cara de aburrido me indica la habitación. No se ve mal, está fresca. Voy al baño y no hay agua. Pienso en ir a alegar al dependiente y me doy cuenta que están dispuestas unas palanganas con agua. Comprendo, no es un problema, es así. El baño está lleno de zancudos. Cierro la puerta del baño. Me caliento agua, me tomo una sopa con lo que me queda de un pan dulce. Escribo un poco, pienso: “los tiempos en África son distintos, no debo pensar que me voy a demorar lo mismo que si estuviera en Chile”. Me duermo. Aún existe un sitio peor. Pero todavía no lo he visto.

04 de noviembre de 2006. 06:00 am. Kidira.

Me levanto, pago y me voy. Cruzo a pie la frontera, no quiero pagar taxi. Llego a la Gare Routiere. Le pregunto a unos negros por el puesto de frontera Maliense. “Está lejos, tienes que pagar el auto que te lleve a Kayes en el camino pasa por el puesto”. Desconfío.
Un mini bus, que es un camión con una jaula de lata, está esperando gente para partir. Le pregunto al que vende los boletos dónde está el puesto de frontera. Amable me indica dónde es, eso sí, después que compre el boleto para su mini bus. El cuartel de frontera no queda a más de 200 mts.
Contra todo pronóstico, los policías me atienden muy bien. Incluso el funcionario pide excusas por no haberme ofrecido asiento mientras atendía a otra persona.

El mini bus demora 4 horas en 50 kms.
En Kayes espero hasta las 14:00 hrs para tomar el bus que me lleve a Bamako, un trayecto de 400 kms. “unas 8 hrs” calculo, llego al atardecer. Error, son casi doce en un bus que tiene 5 asientos por fila –tres de un lado, el pasillo y otros dos-, el asiento no se reclina. Una parte del viaje es por camino de tierra.
Llegamos a la 1:30 de la madrugada. Apenas me bajo, una horda de taxistas se me viene encima. Me preocupo primero de mi mochila. ¿Adonde voy? Me habían recomendado la misión católica, un taxi me lleva allá. Error. Está cerrada, sólo reciben gente hasta las 10 de la noche. El taxista no habla inglés. Se acerca otro sujeto que me ofrece la casa de su hermano para quedarme, está cerca, es de confianza (de él, no mía) y barata.
Finalmente el taxista me lleva hasta la estación de trenes, ahí hay tipo que habla inglés y un hotel. Es la alternativa. Me muestran la pieza, el lugar era tan sórdido creo que hasta el mismísimo Bukowsky se hubiera espantado, los baños comunes, ni hablar. Me encierro, me siento en la cama, miro el lugar y respiro hondo. No hay mosquitero. Me envuelvo en la tela turbante que compré en Mauritania. Es suficientemente larga como para cubrirme como momia. Los codos quedan fuera. Me duermo. Los mosquitos me pican los codos.

05 de noviembre. Bamako

Antes de las 07:00 am. Siento golpes en la puerta. “Debe ser al lado”. Siguen los golpes. “Mesié, mesié”. No entiendo nada. “¿Quien mierda golpea?” Por mi mente pasan mil hipótesis, todas terribles “la pesadilla no termina”. Sobándome los codos abro, un dependiente del hotel me dice que me están esperando para ir a tomar el bus para Ségou, como yo pedí. Le explico que no pedí nada, que hablé de ir a Ségou pero más tarde. “Pardon, pardon”. Ya no me quedan ganas de volver a dormir. Salgo a caminar un poco por Bamako. Tomo desayuno con unos canadienses.
A mediodía tomo el bus a Ségou. Prefiero no calcular las horas.

13 diciembre 2006

Un trozo de continente







05 de diciembre de 2006. 07:30 am. Aeropuerto Yoff, Dakar, Senegal.

Hay mañanas que no puedo disfrazar lo que siento con una mueca o una ironía. La pena no se deja vestir con traje de payaso. Hoy es una de esas mañanas.

Cuando debí decidir las fechas de llegada y partida de África tenía temor que casi dos meses fueran demasiados. No sospechaba la de kilómetros y rostros que vería. Cuando caminé las primeras calles de Dakar, creí que no resistiría 56 días. Hoy no son suficientes, quizás sea la ambición de ver más y sentir más, quizá las amistades que encontré, quizá los paisajes y sus gentes, más bien, las gentes y sus entornos. Quizá el desafío diario se volvió adictivo, incluso la rabia y la impaciencia se hicieron parte de lo cotidiano y menos molestas.

He visto y oído un trozo de continente, su música, el aire con polvo y humo, el olor de las comidas y condimentos en las calles, los ojos de los niños que piden migajas en forma de moneda o lápiz pare el colegio y de los que simplemente querían conversar en un precario italiano o inglés o un sorprendente español. He dicho y repetido mi nombre infinidad de veces, en cada esquina, en cada aldea, en cada embarcación, a cada uno que me lo preguntaba, como saludo, como forma de decir “existes para mí”
He vivido largas e inciertas esperas y he tenido que aprender por la fuerza a no esperar que mis tiempos y programas se cumplan, a aceptar una versión africana de “el hombre propone… y el azar, el conductor del minibús o los gendarmes en el camino o una falla técnica del motor o “qué mierda está pasando”, dispone”.
He oído los sonidos del mercado, cientos de motores, plegarias islámicas a las cinco de la mañana o en interminables horas en un bus, música saliendo de “toca casetes”, reyes y señores del espacio sonoro, o la fortuna de sentir la música en las manos de sus artistas siempre deslumbrantes.

He visto a las mujeres portando agua y comida sobre sus cabezas, moliendo el grano, cosechando el maní o el arroz con sus hijos en la espalda; a esos niños con los ojitos pegados a la tela, semitorcidos, semi perdidos. Las mujeres y sus trajes de colores, sus velos, su mirada amenazante ante la cámara y risueña al verse en pantalla. A los hombres en las aldeas descansando, juntando fuerzas para una cacería ya olvidada (como los felinos domésticos convertidos en “gatos de chalet”) o preparándose para defender a su gente de enemigos infinitamente más poderosos y sutiles que no alcanzan a ver. A los hombres en las ciudades ofreciendo mil productos o persiguiéndome para hacer de guías, o descansando a la sombra, juntando fuerzas para hacerle más hijos a sus mujeres y demostrar el amor que le tienen a sus cuatro esposas.
Caminé entre casas de barro y techo de paja, tiendas de nómades, chozas, mezquitas, negocios, callejuelas polvorientas en que el agua corre inmunda por el medio, donde juegan los niños con mocos, vestidos con poleras de fútbol asociado. Ciudades llenas de plástico, botellas vacías, bolsas ondeando como banderas, envases, caca y olores a pudridumbre. Caminé entre pescados en la playa y carne colgando en los puestos, cortada a machete en el suelo, demasiado cerca de la basura, demasiado visitadas por moscas.
He sido testigo y sufrido el abuso y la resignación cotidiana, el timo y el truco, el pago desmesurado y el regateo, la mala atención y caras de aburrido en la mayoría de los restoranes y locales comerciales, en contraste con la avidez de los ambulantes y “caza turistas” y la amistosa acogida de los pequeños boliches atendidos por su propio dueño o su hijo.
He tocado objetos, máscaras, tallados, telas y tejidos, imágenes, piezas y adornos de metal, ropas que van desde el más refinado Bubú Mauritano o el traje fino de las “big mamas” hasta las chalas chinas más picantes y chillonas, combinadas con poleras de Ronaldinho o Toti. Me han tratado de vender cientos de productos en los mercados: relojes chinos, anteojos y “montañas de baratijas (truhanes, ¡devolvedme mi oro!).
He conocido un poco de las gentes de este continente: los tuareg con sus ojos incisivos tras el turbante, su acoso de camellos y bisutería. Muchas etnias: wolof, diolas, dogones, fulas, bambaras y tantas más. Los he oído hablar en Hasaaní y todas sus lenguas sin entender; he aprendido a balbucear un saludo, una frase divertida, un agradecimiento o una pelotudez.

Me ha seducido la sensualidad de las mujeres jóvenes, sea con velos o tenidas occidentales, con sus peinados labrados trenza por trenza, verdaderas obras de artesanía y estilo. Nada de “medio pelo”.
Fui testigo del Ramadán, un mes de largas horas secas y de hambre en el día y de puesta de sol abundante y reponedora.
Escuché tantas veces a los niños llamándome “tubab, tubab”, sabiendo que era imposible “pasar piola”, que hiciera lo que hiciera siempre habría alguien que se fijara, que mirara. ¡Qué aguante para mi adolescente y aún no superado “auditorio propio”!.
Conocí la enorme desigualdad. Descubrí que no todos los negros son pobres y tienen hambre, que los 4x4 también son manejados por Wolof, Tuareg o libaneses residentes. Me contaron el anhelo e idealización de Europa y América, la decisión de embarcarse, la frustración de no llegar siquiera al puerto de salida y la vuelta a casa como despertando de un sueño, con menos dinero y esperanza que al partir.
Me encontré con un mundo de europeos que trabajan en la cooperación internacional y las ONGs, un tentador estilo de vida para el que busca arraigarse en otra parte, unirse a otra tierra.
Descubrí que África es posible de conocer y caminar por ella, que la fantasía infantil del safari puede ser realidad, aunque sólo vi burros, camellos, cabras y lagartijas de diversos tamaños.
Recibí regalos y sorpresas cotidianas, muchas imágenes, muchas sensaciones, muchas emociones, muchos pensamientos. No me lo cuentan, porque lo he vivido; no sé si pueda contarlo, porque es demasiado. Ha sido más que kilómetros recorridos, “anécdotas sabrosas” e “historias macanudas”.
Me vuelvo, África sigue aquí. Termino mi primer viaje al continente. Declaro que volveré a caminarlo, olerlo, vivirlo. “El que sea valiente que se una a la aventura”.

Nota del editor: en los próximos días habrán entregas de momentos que por razones de conectividad no aparecieron en su momento.
Gracias por los comentarios y mensajes.

07 diciembre 2006

Compañeros de ruta







Cada día de este viaje es una aventura.

Cada aventura necesita de algún compañero de travesuras, un socio, un cómplice, un paño de lágrimas, un traductor, alguien con quién compartir los gastos, unos ojos para mirar y pedir paciencia cuando estoy sobrepasado por lo insólito, para quejarnos juntos; una persona con quién sentir que no soy el único extraño en medio de los lugareños, que le dé sentido al lugar y a los pasos que damos en ese momento.
Algún ser humano con quién hablar en voz alta y detener por un rato los monológos internos.

De a poco nos hemos ido encontrando, la más de las veces improvisadamente, coincidiendo en un albergue o una gare routiere. Con Afke, Rokus y Michiel fue "amor a primera vista", nos encontramos tomando un setplace, compartimos el desierto, las doce horas sentados sobre el hierro en el tren más largo del mundo, la desesperación por encontrar un miserable lugar donde tomar desayuno en Nouadhibou -terminamos tomando café en un restorán chino-, no nos separamos hasta que ellos se tuvieron que volver a Holanda.

La extraña pareja de Eslovenos, Jana y Peter, que al verlos pensé que eran hermanos, ella la mayor. Resultaron ser novios. A los pocos días me percaté que ella lo trataba de un modo más bien maternal que sensual, los misterios del amor. Caminamos el país Dogón en Mali, uno de los lugares más asombrosos que he visto, una etnia que conserva su cultura ancestral en medio de un paisaje sobrecogedor, imponente.

A Alina, psiquiatra canadiense-rumana, la conocí al inicio del viaje, en Saint Louis, hablamos no más de 15 minutos. El universo hizo que nos volviéramos a encontrar en Timbuktu un mes más tarde, después de haber seguido itinerarios muy diferentes. Compartimos en esa puerta del desierto, lugar mágico y misterioso; un día y medio en que nos acompañamos, nos contamos la vida y conversamos como si vinieramos saliendo de celdas de aislamiento.

Personajes realmente extraordinarios como Larry, un irlandés de 73 años que viajaba solo, no hablaba francés ni le preocupaba aprenderlo, era medio sordo y, según varios que lo conocimos, se le iba la onda. En uno de los atestados mercados locales le preguntaron si estaba perdido, a lo que respondió "estoy perdido hace un mes y lo estaré los próximos dos hasta que vuelva a mi casa en Dublín".
Con su flema británica me explicó las razones de su viaje actual por tres meses y los que tiene ya programados para el 2007: la primera, le gusta el trekking y no sabe cuánto más van a resistir sus rodillas y su cadera; la segunda, está viejo y quiere recorrer todo lo posible antes que lo venga a buscar la parca; la tercera, quiere recorrer el mundo antes que George Bush y Tony Blair se hayan adueñado de todo y destruyan el planeta.

Gerard, un joven francés que va a trabajar como voluntario en un pequeño pueblo en el norte de Senegal, uno de los lugares más calurosos del Africa Occidental. Cuando salimos en la noche de Saint Louis vestía pantalón oscuro a rayas, camisa y unos zapatos de cuero cerrados y lustrados. Ante mi sorpresa por su atuendo me contó que dado que iba a vivir en un lugar que casi arde en el día, usaba ropa cerrada para ir acostumbrándose al calor. Vaya entrenamiento!

Gino, el italiano explosivo que vive en Paris. En Timbuktu casi se agarra con unos Malienses por un enredo de viajes y platas. No podía soportar el abuso de los locales y lo expresaba con vehemencia. Me dejó invitado para cuando vaya a Paris.

La lista es larga, personas con las que compartí el desayuno, un tramo en bus, un almuerzo, la espera del transbordador, el mismo albergue, una cena; o estuvimos juntos y no compartimos nada.

Esta aventura no lo hubiera hecho si no existiese la cooperación internacional italiana en Africa. Con Cinzia nos conocimos en Salerno, en el curso que hice allá el 2004, ahí nos amigamos. Ella trabaja para una ONG en una pequeña y no muy atractiva ciudad del centro de Senegal, mi compromiso de viajar a visitarla fue el motor de mi decisión y la razón de estar acá. La oficina en Dakar y su casa en Kaffrine han sido la base de operaciones desde donde he salido a explorar, su sonrisa y encanto, un regalo; su dificultad para lidiar con el lado práctico de la realidad, un dolor de cabeza que nos esforzamos por superar cariñosamente. Sus amigos cooperantes italianos, Giulia y su marido Andrea, Cinzia (otra), Giuliana, Valeria y el pequeño Zenobi son amigos nuevos que me han acogido con una generosidad y apertura que me ha cautivado. Celebramos y disfrutamos como los italianos lo saben hacer, harta comida, bebida y mucha risa. Me lleno de admiración por su trabajo, el modo y lugar donde viven -y lo tentador que es como opción laboral y de vida. Su cariño y alegría me está haciendo difícil dejar este continente.

Junto a todos estos compañeros de ruta he ido construyendo mi viaje y les tengo mucho que agradecer.

06 diciembre 2006

Rostros e historias






Me he encontrado, visto y sentido con muchas personas, he conocido las historias de algunos de ellos. Otros han sido sólo rostros a los que yo les invento un pasado o un presente. Algunos tendrán muy poco futuro.

Personas de razas y lenguas que no sabía ni que existían: Wolof, Diolas, Fulas, Peuls, Mandinkas, Dogones, Bambaras, Solinke y Malinké; Bozo, Tuareg, Moros y Berber. Religiones diversas, la mayoría musulmanes, también animistas que creen en la permanencia de sus antepasados y erigen fetiches de barro para cuidar sus aldeas y familias. Una minoría católica y protestante, ligada a las misiones y a la presencia occidental. No sé si alcance a ser una religión, pero hay harto rastafari.

Miradas y gestos que esconden un mundo, muchos mundos.

03 diciembre 2006

El Verde Intenso de la Casamance





Zighinchor es la ciudad principal de la zona de la Casamance, el lugar màs exhuberante del Senegal.
Apenas salimos del aeropuerto sentimos un ambiente distinto, el taxista era un rasta que escuchaba reggae y su compagnero nos ofrecia artesanias, todo muy pacifico y relajado. Ese es el estado de ànimo que prevalece en la Casamance, relajo, acogida, paz, reggae y otras yerbas.

Disfrutamos de dos dias de playa, con palmeras arena clara y agua casi tibia, Cap Skirring es un pequegno paraiso para turistas europeos que vienen acà encontrando lo mismo que en el Caribe, incluso hay un Club Med al que le llaman "la càrcel de turistas".

En Oussouye, un pueblito tranquilo que aparentemente no ofrece mucho, a nosotros nos regalo una excursion en bicilcleta y kayak por unas aldeas y unos brazos del rio Cassamance, en esta expedicion pude ver el unico animal exotico de estos dos meses, un reptil de unos 80 cms de largo, que tambien se movia relajado.

La isla de Carabanne es otro pequegno paraiso, pero este es mas natural y conviven turistas con ciudadanos locales que viven en sus casas de paja y comen peces y arroz. A nosostros nos invitaron a comer un par de jovenes que venden artesanias, siempre al ritmo del reggae y la brisa del mar.

24 noviembre 2006

Más viajes, ángeles custodios y gracias

He dejado Timbuktu.

Rumbo al sur pasé por la historica ciudad de Djennè que segun el Lonely Planet (una suerte de biblia de los viajadores) es la guinda de la torta del Africa Occidental. A mi me parecio ahi no màs. Quizà no andaba en vena. El mercado era... un mercado, la gran mezquita de barro, la mas grande del mundo era bonita, y se ve muy bien en fotos. La ciudad llena de recovecos y rincones, puertas adornadas y ventanas estilo marroqui. Quiza ya habia visto de eso en Timbuktu, por eso no me impresionò.

Comencé a "devorar kilometros" para volver a Senegal, a juntarme con mi amiga Cinzia para ir al sur de este país. Como es de imaginar, el desplazamiento tuvo todo tipo de peripecias, como estar detenidos en un punto de la carretera entre Bamako (la capital) y Kayes ser conminados por la policia a pagar 250 cefas cada uno para que nos dejaran pasar, si no, debiamos dormir ahi y partir al dia siguiente cuando apareciera la luz. Los pasajeros no han querido pagar. Dormimos ahi.

Al dia siguiente, luego de 24 horas en un recorrido que de ida hice en 12 (que ya es bastante para 600km), la maquina se rompiò y comenzaron a repararla los dos mecànicos que viajan en ella especialmente.

Impaciente, me bajé y me fui a tomar otro transporte. Fue salir del fuego para caer en las brazas. Llegue a Kaffrine a las 06 de la magnana del dia siguiente. Ya ni cuento las horas que me tomo el trayecto.

En los buses conoci a varios personajes, un profesor Maliense, Roger, que me hablaba y hablaba en francés, convencido que yo le entendia. Es cierto que las ideas mas o menos las agarraba, pero no siempre, asi que usaba el reflejo de los psicologos y asentia, si me asia de una palabra, la repetia para mostrar que le seguia la idea. En el asiento delantero un estudiante de inglés de la universidad de Mali -Baba-, conversamos la otra mitad del viaje. Estaba feliz porque podia practicar el idioma. Al bajarnos, me indicò como llegar al hotel. Al dia siguiente me vino a buscar a las 7 de la magnana y me acompagno a tomar el bus para Senegal. Como él, he tenido varios padrinos y àngeles que me han acompagnado en varios tramos y me han hecho pequegnos regalos en momentos que necesitaba apoyo en estos remotos y salvajes parajes.
El mas soprendente, ni siquiera le vi la cara. Debia ir a la farmacia a comprar algodon y alcohol para curar mi herida que supuraba pus de hace varios dias y dolia. Pasé primero a un boliche a comprar algunas vituayas, tome unas galletas, unos café en sobre y golosinas, vi sobre el meson unos pagnuelos desechables, los agarré, los miré, me di cuenta que no los necesitaba y los dejé donde estaban, de improviso, unas manos tomaron un tubo con cotonitos en los que no habia reparado y los puso a mi vista. Apenas me giré a mirarlo pero no sé como era. Con los cotonitos al frente me di cuenta que era lo que necesitaba para mi curacion. Luego de un par de dias, pude desinfectar la herida, ya se deshinchò y no duele.

Ya me detendre en otros personajes.

Gracias por todos los saludos de cumpleagnos, siento la compagnia de los que han escrito y de los que sé que leen estas narcicistas lineas. Me emocionò cuando las lei y me vuelvo a remecer cuando las re leo.

19 noviembre 2006

El desierto y el Rio Niger


El poder y yo.




"Llegara este cacharro llegara?
llegara este cacharro con la rueda al tapabarro
llegara este cacharro llegara, llegara?
(cancion infantil tradicional chilena,
aplicable a cada viaje por estos lares)

El poder y las relaciones entre las personas en esta parte de Africa son un tema tan misterioso como sus historias y sus costumbres para los que no tenemos el ojo acostumbrado. Hay marcadas diferencias entre clases, castas y grupos étnicos que yo solo alcanzo a vislumbrar pero no distinguir realmente.
En Timbuktu me entere que aun existen esclavos, tal cual. Segun entendi, los moros, los que no son de piel negra, y que tienen mas dinero disponen de personas que les hagan los servicios hogarenos. No se trata de nuestra institucion "la empleada domestica" o "asesora del hogar", sino de alguien que, al parecer, les pertenece y pueden comprar o vender. Segun me entere, desde hace algunos agnos no es legal, pero es una practica que sigue vigente.

En Mauritania, tambien han existido problemas raciales severos entre moros y Wolof, etnia mayoritaria en Senegal, que ha incluido razzias y deportaciones.

Pero hay algo mas cotidiano que tiene que ver con los servicios que se entregan y las relaciones comerciales. Aqui el concepto de "atencion al cliente" con que he conseguido mis porotos ensegnando en los ultimos agnos no solo no existe, no se concibe, no se... no. Aqui el que pone las reglas es el que es mas firme, si te exigen pagar por adelantado, solo si te opones muy firmemente no pagas, si cedes un poco o te muestras dubitativo... hasta dentro!!!

Pero donde es mas dramatico es en el transporte. Los taxibruses y 7place (los primeros son como minibuses o camiones adaptados con el doble de la capacidad imaginable, los segundos, Peugeot Station con 7 a 9 personas, mas el chofer)solo parten cuando se llenan, asi ni hablar de programar un horario de entrada o salida. Ademas del pasaje, cobran por el equipaje, cuando todos los pasajeros ya estan arriba, parten rumbo a la gasolinera -obvio que antes que paguen no hay plata para la bencina-. El conductor se detiene las veces que quiera y nadie dice nada, puede subir otro pasajero mas y no hay nada que hacer, lo sube.

Los choferes de los buses, que si tienen horarios, hacen de la bocina su modo de comunicarse con los pasajeros. Cuando van a partir bocinean. Si le vienen las ganas de partir, bocinea o parte de modo que los pasajeros se suban a la carrera.

Asi muchos ejemplos en que los locales aguantan y aguantan, nosotros los tubabos tambien, pero no somos de aca, yo al menos me la banco porque no conozco los codigos locales y no se que me pueda pasar. Eso si ya no pago por adelantado y he logrado que me las vean menos.

De todos modos, hay momentos en que lo unico que pienso es "negros de mierda, menos que subdesarrollados, me tienen hasta las huevas, nunca van a salir de su miseria".

Despues miro por la ventana y se me pasa.

18 noviembre 2006

El misterio de las calles de Timbuktu

Los primeros occidentales que llegaron a Timbuktu tuvieron que cruzar el desierto en camello, en travesias que duraron varios meses. Varios de ellos pagaron con su vida su atrevimiento, los Tuareg no les perdonaron que se fueran a meter a sus terrenos. Esos eran verdaderos exploradores, no los colonizadores que llegaron despues.
Timbuktu era la puerta del desierto, caravanas de cientos de camellos traian los bloques de sal que se sacan de las minas en medio del Sahara, de ahi se embarcaban por el rio Niger para comerciarse por el resto de Africa.

YO llegue a Timbuktu en un 4x4, bien zamarreado pero en solo 8 horas. La ciudad impresiona porque pese a no ser ni la sombra del esplendor que tuvo, aun conserva muchas casas antiguas, de dos pisos, solidas y frescas por dentro, con terrazas y unas puertas decoradas con metales. Me sorprendi cuando caminaba entre sus intrincadas callejuelas que en un lugar tan inaccesible se hubiera levantado una ciudad tan notable.

Los Tuareg van por todas partes con sus trajes de telas azules o celestes y sus turbantes que solo dejan a la vista los ojos, incluso muchos jovenes llevan el atuendo tradicional. En cada esquina se me acercan y me ofrecen joyas de plata Tuareg u ofrecen sus servicios como guias para travesias por el desierto que a decir de muchos son unos fiascos.

Me encontre con una viajera que habia conocido en Saint LOuis, Senegal, que llevaba como una semana en la ciudad, esperando el barco para seguir viaje, pero no se sabia si vendria o no el viaje. Con ella recorri la ciudad, hizo de guia y compagnera por un dia, pudimos hablar lo que no hablabamos hace tiempo con esto de viajar solos.

Mi cumpleagnos fue mas bien meditado que euforico. No comenzo muy bien, la noche anterior un dolor en mi hombro derecho no me dejo dormir bien, una absurda complicacion de un espinillon me tiene "todo tomado", con la tierra y el calor la cosa supura. Pero el resto del dia fue pasear y conectarme con toda la historia que vuela por esta polvorienta ciudad. Rodeando la ciudad hay unas dunas y familias que viven en tiendas a la manera Nomade.

Timbuktu sigue ahi, y seguira por mucho tiempo. Yo vuelvo al sur.

14 noviembre 2006

Mali, la envidia. los 35

Mali es un lugar de incontables encantos, casi desconocido para nosotros, encierra una cantidad inmensa de riquezas paisajisticas, pero sobre todo de personas y culturas ancestrales que conviven (no siempre pacificamente pero en general si).

Llegar aqui no fue facil, fue una aventura en la cual muchas veces me acorde de los que carinosamente me han dicho que me envidian el viaje,porque en algunos momentos no habia nada que envidiar. Pero si no hubiera estado aqui, jamas lo hubiera vivido y eso esta bien.

Mopti es una especie de capital turistica de Mali, donde obviamente me asaltan 3 o 4 guias o tur operadores por cuadra. Me ha servido para practicar mi cada vez mas osado frances. Viajo por algunos dias con una pareja de Eslovenos (Eslovenia limita con Italia, no tenia idea) que no hablan palabra de frances y yo he hecho de interprete un par de veces!!!!!!!

5 Dias en Pais Dogon que es una zona dentro de Mali donde los habitantes conservan sus costumbres y construcciones, fue un trekking maravilloso.

Me propongo partir a un lugar lleno de simbolismo, quiza porque significa algo asi como irse a la chucha o a ninguna parte. Manana parto a Timbuktu, que queda en el norte de Mali. Durante agnos use el nombre de esa ciudad y no tenia idea que donde quedaba.

Todavia tengo que procesar todo lo que vivi en los ultimos dias.

Mi cumpleagno sera en Timbuktu. Vayan 35 agnos.


(los ancestros de Samuel L Jackson deben haber sido Malienses o SEnegaleses, aqui hay muchos que se le parecen)

07 noviembre 2006

Río Níger y la ciudad de Ségou, en Mali





Estas imagenes son de Mali, la ciudad es Ségou.
Llegar aqui no fue facil, pero esa es otra historia.

Nota del editor: el retraso en la aparicion de los post se debe a las dificultades de conexion aca en Africa y no a desidia o falta de inspiracion del autor.

06 noviembre 2006

Senegal: del villorio a la ciudad.

27 de octubre de 2006. Dakar

00:15hrs. Tengo un vaso de Vodka tonica en la mano, frente a mi, una mesa baja y grande varias botellas de cerveza y otros tragos comparten el espacio. El amplio sillon en que descanso es curvo y sigue la forma de las paredes del local, con decoracion y luz dirigida, todo de disegno, sofisticado, paredes traslucidas. Una larga y bien provista barra es atendido por unas segnoritas negraz bien guapas. La mayoria de los que estamos en el lugar somos de color, rosado o blanco. Todo muy fashion.
En este ondero espacio solo desentona la musica, en vez de una electronica-chillout- trance-ambient, o musica ochentera bailable y recordable, suenan unos reciclados de musica latina, Gipsy King!!!! por favor, quien puede poner Gipsy King. Cada cierto rato me animo y bailo, incluso cuando suena el pegajoso Regaetton. En Dakar, Regaetton. Para mi, ese es claramente el lado triste de la globalizacion.

Salimos del local como a las 3 y media de la magnana. A pocos metros, la gente sigue durmiendo en la calle. Asi es Dakar.

31 de octubre de 2006. N'Ganda.

Las mujeres con sus ninos colgados de la espalda hacen fila. Muchos de ellos lloran, otros estan expectantes. Un par de burros miran la escena ininmutables, los hombres descansan sobre unas estructuras de madera tipo mesa de boy scout, a un metro del suelo, de grandes troncos y cubierta con un techo de coiron.
Bajo un gran arbol se despliega la campagna de vacunacion en las aldeas aledagnas a Kaffrine. Son tres o cuatro equipos que estan vacunando a los menores de 3 agnos. En una camioneta los vamos dejando en las distintas aldeas. Me siento como del cuerpo de Paz o medico sin Fronteras. El procedimiento es simple, una mini ficha, les dan un papel, el nigno recibe unas gotas de una ampolla plastica, una pastilla con vitaminas (las que nuestros nignos ingieren a diario con los caramelos y jugos Kapo), luego lo peor, la aguja que viene sin aviso y se va rapido, dejando un reguero de pequegnos llorando, otros resisten estoicos.

Yo me divierto con mi pasatiempo favorito: saco fotos a los nignos y luego se las muestro. Se rien y disfrutan mucho, Nangguidif, Nangguidif!!! A algunos le muestro su propia imagen y les pasa nada, con las de los otros se entusiasman.

Recorro las aldeas, chozas cuadradas, de ladrillos de barro y cubiertas con techo de coiron. Gallinas, cabras y burros. Los mas pudientes tienen carretas de caballo.
Las mujeres que no tienen crios chicos, muelen el grano con un palo largo en unas vasijas de madera, no es un movimiento corto como un mortero, es como enterrar un chuzo.

Los hombres siguen descansando.

02 noviembre 2006

"Desiertos, de lados transparentes."



Decisiones y aventura.


Tengo tiempo para recorrer Mauritania, quiero quedarme unos días en Atar, la visa me alcanza al menos para una semana màs.
Michiel, Rokus y Afke parten al día siguiente a tomar el tren que los llevará a Nouadibhou y de regreso a Dakar. Debo decidir si me quedo descansando en Atar o sigo la aventura con ellos. No es fácil, mis deseos de calma, de disfrutar tranquilo y solo en un lugar alejado de las ciudades se confrontan con mis ganas de más aventura, pero sobre todo de pertenecer a este hermanable grupo de viajeros.
Ya desde las primeras horas en el taxi brousse nos comenzamos a cagar de la risa con la apretura, las detenciones del chofer a fumar en medio del desierto, la invitación tomar té. En el Auberge las conversas se han ido haciendo más entretenidas y profundas. No puedo evitar acordarme de los curas holandeses del colegio San Juan. Se los cuento. Descubrimos que compartimos el mismo tipo de humor (“el humor diferente de un loco lindo”), irónico, agudo, creativo. Podrían ser las historias exageradas que inventamos con el Cabe esas que se saben donde comienzan, pero no dónde terminan.
Rokus es arquitecto, de grandes orejas que coronan su no tan incipiente calvicie y una sonrisa aún más grande. Habla despacio y le gusta reírse, pocas veces lo he visto serio o enojado. Es en extremo conciliador, “doesn’t matter, for me it’s ok.”
Afke es una rubita de ojos claros y muy piti. Respetuosa de las costumbres locales, siempre que va al pueblo se pone mangas largas y un pañuelo en el pelo. Responde siempre a la pregunta de los niños “Comment tu t’apelle?”, aunque sean diecisiete veces en una cuadra.
Michiel es más serio, alto, obviamente también rubio. Cada vez que hay que negociar lo tiramos a él, no solo porque habla bien el francés, su más de metro noventa es una ayuda en el regateo. No importa la temperatura o el lugar, siempre calza unos zapatos de caña alta cerrados. Cuando cuenta sus juegos y voladas personales le brillan los ojos como a un cabro chico (y por cierto que tiene juegos divertidos y absurdos).

Mañana parte el tren desde Choum. Decido continuar con ellos.

23 de octubre de 2006. Atar.

Ramadhan ha terminado, es la fiesta de lq Korité. Por fin los islámicos podrán beber y comer durante el día, no solo después que se ponga el sol. Son tres días de fiesta donde creo que comen como no lo han hecho en un mes. Para nosotros es un problema, no hay taxi brousse que nos lleve a Choum a tomar el tren. Los tiempos son estrechos y no pueden quedarse un día esperando a que pase la fiesta. En rigor podrían ser tres días de espera. Hamza nos hace la oferta para llevarnos en la camioneta del Auberge, pero supera con creces lo que estamos dispuestos a pagar y, extrañamente en Mauritania, no hay espacio para negociación.

Salimos a buscar a algún conductor que este dispuesto a hacer el viaje. Logramos dar con uno, el precio es alto, pero accesible.

14:00 hrs.
Un 4x4 (cat-cat) de una antigüedad indefinible, en condiciones deplorables nos pasa a buscar. Estamos nerviosos, no sabemos si el vehiculo llegara en el tiempo esperado. Sonrisas nerviosas entre nosotros y un latente “llegará esta huevà?” cruzan la cabina.

El estado de deterioro no es problema para el conductor, la velocidad que alcanza por las huellas del desierto son asombrosa, obviamente que el velocímetro dejo de funcionar hace años, pero calculo unos 70 Km. por hora. El aire caliente entra por la ventana, nos agarramos firme mientras damos tumbos.

Se detiene y sube a un paisano. Se sienta delante, entre el conductor y Micheil.

De pronto frenamos. “¿Problemas con el Servicio?”. El conductor, que apenas habla francés, se baja del vehiculo, se mete debajo y revisa. De la cabina saca la caja de herramientas, se dispone a sacar la rueda delantera izquierda que se ve integra, sin perdida alguna de aire. Arregla el freno. Esta con problemas, lo cambia por un repuesto que tiene debajo del asiento. Nosotros nos sentamos a unos metros de distancia, bajo la sombra de un árbol. Un camello mira con su pasividad habitual. Al acercarme de nuevo veo que ha amarrado algo con un trozo de género. Vuelve a poner la rueda. Seguimos.

En el kilómetro x, junto a una gran piedra, pasando dos arbustos y un árbol cualquiera, nos detenemos y el paisano se baja, se despiden afectuosamente y camina con dirección oeste hacia... no sabemos donde. Para nosotros es bajarse en el medio de nada, no se ve una choza o algo hacia donde dirigirse. Lo miramos atónito alejarse.

Comienza de nuevo la carrera. Todos nos recordamos del Rally Paris Dakar, hay algo acojonante y divertido a la vez en esta travesía, a medida que avanzan los kilómetros, que las latas suenan, que los amortiguadores no amortiguan, que el calor nos golpea, le tomamos el gustito.

Llegamos sin problemas a Choum. El sol casi lateral de la tarde ilumina este villorrio: un conjunto de casas de adobe cuadradas, en torno a un gran espacio común como una plaza de unos 100 metros de largo por 30 de ancho. No se ve un árbol. Decenas de niños corren empujando con un alambre ruedas de bicicletas sin neumático. Las carreras son la atracción de ese atardecer. El lugar es tan precario que inspira ternura.

En una de las casas hay música, muchos niños que palmean y un par de mujeres cubiertas con telas y velos bailan con gracia, uniendo el estilo arábigo con el africano. Se celebra el carati… (fin del Ramadán).

Recorrimos el lugar, nos hacemos amigo delos niños y al rato ya somos la atracción del lugar: Rokus hace malabares con 3 y 4 piedras, yo les enseño algunos juegos sencillos y Afke les conversa en un precario francés, el que habla ella y el de los niños. Micheil cuida las cosas.

Cuando llega la noche los niños se van a sus casas. Nosotros nos acercamos a la línea del tren. Debiera pasar a las 19:00 hrs, no tenemos esperanza que así sea pero preferimos esperar junto a los durmientes.

19:20 hrs. Llega el tren. Nos subimos a la carrera, nos acomodamos como podemos sobre el mineral, el viento y el vaivén nos remecen. Mañana amaneceremos en Noadihbú.


25 de Octubre de 2006. Rosso Mauritania.

Llegamos relativamente temprano a la frontera con Senegal. Estamos viajando desde ayer temprano que salimos de Noadihbú. Debieramos haber sacudido el polvo de nuestras sandalias al irnos. ¡Qué ciudad despreciable! Ni siquiera había lugares dignos para desayunar.

La segunda pasada por Nouakchott me pareció menos funesta que la primera, no había tormenta de arena y sonaban menos bocinazos. Ramadán ya había terminado.

Pasar la frontera acompañado y con algo de francés es bastante más fácil. Igual tratan de sacarnos plata como pueden en frente a los gendarmes, probablemente en concomitancia con los guardias de frontera.

Cruzamos en bote. Rosso Senegal. Igual de acosados, pasamos derecho sin mirar a nadie. Rokus, sin perder su cordialidad, no acepta ninguna propuesta. Yo sencillamente ni les respondo (me he vuelto un “duro”).

Es el tiempo de separarnos, ellos siguen a Dakar, yo voy a esperar un día en Saint Louis para asegurarme que Cinzia esté de vuelta en Senegal. Por si acaso intento llamarla pero no me logro comunicar. Me da tristeza separarme de los “dutchs”. Mientras esperan que yo llame se toman unas bebidas. Cuando vuelvo me ofrecen ir con ellos a la Isla de Gorè, frente a Dakar, a pasar el día siguiente mientras vuelve mi amiga. Acepto ir con ellos. Ya estamos tan yuntas que seria gil no aceptar la propuesta.

La isla me parece mucho más llamativa esta vez que la primera. En la mañana recorro unos viejos edificios que alguna vez estuvieron cubiertos de gloria y lujo y hoy están abandonados. El lugar es asombroso, absolutamente filmable. La memoria de mi cámara está llena, no puedo tomar las fotos que quisiera del lugar.

Tarde en la playa: sol, arena, lectura, brisa, nado en el atlántico. Son las últimas horas que pasamos con Rokus y Afke. Antes de tomar el barco que me lleva de vuelta a Dakar nos tomamos unas cervezas y una tónica. Brindamos por el viaje, por la alegría de habernos conocido, les agradezco su confianza y haberme unido a su grupo. Ellos me agradecen por haber compartido con ellos.

En el embarcadero nos despedimos. Los miro desde la cubierta y de verdad me da pena. Ellos se vuelven al día siguiente a Holanda, yo sigo en mi travesía. Pienso en lo intenso que ha sido la última semana y en el vínculo que creamos en tan poco tiempo. Me siento igual que al terminar un campamento o trabajos de verano, sorprendido y maravillado de la amistad y la historia que creamos desde que nos vimos en el Terminal de Nouakchott hasta ese momento de embarque. Nos saludamos hasta que el barco gira y nos dejamos de ver.

25 octubre 2006

Atar, el descanso del Guerrero.

20 de Octubre. Atar
Leo The Economist bajo un arbol en el camping y auberge Bab Sahara, una suave brisa refresca por un momento de calor intenso de la tarde. Despues de dar algunas vueltas por el pueblo y encargar a Jianeff Souarez, nuestra querida chef, el menu para la noche volvimos al albergue a pasar "la calor". Michail, Afke y Rokus, mis nuevos amigos holandeses, conversan animadamente en inglès con una pareja de suizos. El lugar tiene un sorprendente parecido con San Pedro de Atacama, el cielo completamente despejado, se oyen pajaros y ocacionalmente el ruido de un Land Rover que es reparado por su duegno.
Hace un par de horas que no oigo hablar en francès y solo un par de jovenes que trabajan en el servicio son de color...negro. Como en las ensognaciones en una tarde dominguera o en el despertar repentino de un cabeceo en una micro, me pregunto "estoy en Africa?".

The Economist es de enero del 2006, habla de Bachellet y de Evo Morales, el resto, Mass Media; Politica internacional y, obviamente, economia. De Africa, nada.

Despues de dos dias de convivir con 3 Tubab, mas blancos que yo, que mas encima hablan en frances, por lo cual hacen toda la pega de relaciones publicas, me muevo relajado por esta pequegna y apacible "ciudad", con palmeras, casas de adobe, Bereberes, arabes, Wolof, burros cargando balones de gas, nignos que nos saludan al pasar "mesiè, mesiè!!". Me siento turista. En la magnana paseaba por el mercado, luego de un corto y divertido regateo compre un paquete de datiles que saben a ciruelas secas con un toque a pasas, me pusieron un turbante al estilo tuareg,un hombre mayor que pasaba miro la escena con reprobacion; me ofrecieron cambiar mis anteojos oscuros por un traje tradicional islamico (estuve tentado del trato, pero necesito mis anteojos y los trajes quedan guardados en los cajones), llevaba puesto mi gorro de pescador, mis pantalones capri con chalas, solo me faltaba la camara de fotos colgando. La llevaba, pero en el bolso.

Ya de noche, salimos a comer donde Jianeff, siempre adorabe nos sirvio un pollo a la senegalesa, con mucha cebolla frita y papas fritas. Bebimos un jugo tradicional de Africa occidental, el Bisab, es de color oscuro y dulce; todas las bebidas aca son dulces.

Magnana iremos a recorrer un trozo del desierto en 4x4, dormiremos en las dunas y visitaremos un par de oasis y ciudades historicas. Como turistas.

24 octubre 2006

Sonrisas, hierro y holandeses

Madrugada del 24 de octubre. Tren entre Choan y Noadibu.

Es noche cerrada, vamos en el primer carro de un extenso tren de carga que lleva hierro desde unas minas en el nor oriente de Mauritania al puerto de Noadivu. La locomotora corta un poco el viento, Roccus, Afka y yo vamos pegados al borde delantero del carro, Mijail va algunos metros mas atras. Sentados varias horas sobre el material extraido de la mina, la tierra y las piedras con hierro son nuestro colchon. El polvo que se levanta es asfixiante, llevamos puestos unas telas enrolladas sobre nuestras cabezas y tapando bocas y narices al modo de los Tuareg, igual es dificil respirar. Cruzamos las dunas del borde sur del Sahara, las estrellas sobre nosotros.
La temperatura baja, se disipan los treinta y tantos grados que hacian a las siete de la tarde cuando lo abordamos. Este tren es gratis para los que se van sobre la carga y dura 12 horas. Luego de los primeros minutos de agitacion con la subida en movimiento, el viento y la velocidad que va tomando, nos acomodabamos como podiamos, abriendo espacio con los pies entre el material ferroso. Yo alucino, por momentos me cuesta creer que este en ese lugar, a esa hora, en esas condiciones. Miro las estrellas y un torbellino de emociones me envuelve aun mas que el polvo del desierto y del mineral.

19 de Octubre 2006. Terminal de Taxibrousse de Nouakchott.

El primer taxi que tome para llegar aca me timo, me dejo en cualquier parte menos en el terminal para Atar. No es caro pero me dio una rabia "ojala que Ala te..." en reqlidad no vale la pena, Cristian Gonzalez dice que el resentimiento es el veneno que yo me tomo esperando que se muera el otro.
Ya pague mi espacio en el vehiculo, espero que se llene imaginando como seran los tres que ocuparan los espacios que faltan. De pronto desde un taxi se bajan tres rubitos, dos hommbres y una mujer. Instantaneamente nos miramos buscando comlicidad entre tanta gente diferente a nosotros. Me acerco y conversamos, son holandeses. Luego de la negociacion sin resultados se van en el mismo taxibrousse que yo. Somos 6 mas el chofer en un sedan de 4 puertas, uno de los holandeses debe medir por lo menos 1,90. El trayecto de 7 horas con parada a tomar te y fumar varias veces nos deja en Atar al atar...decer.
Es un lugar maravilloso, no tanto por su belleza como por la sensacion de paz que senti desde el principio, gente amable. Hasta los 6 o 7 caza turistas para los albergues me parecieron simpaticos. Caminamos entre las casas de adobe rumbo al Auberge y Campin Bab Sahara. El lugar tiene un gran parecido con San Pedro de Atacama, pero la gente viste con gran sabana celeste, el bubu, pantalones blancos medio abombados y un genero largo al cuello que lo ponen de turbante con el viento. Las mujeres todas con velo, unas pocas con ropa mas del sur que islamica.
Me siento a mis anchas, estaba cansado de las ciudades y esta era el Africa que esperaba encontrar. Los ninos en las calles nos gritan Mesiè; Mesiè, y piden igual pero alegres, sin dramatismo.
En la noche buscamos donde cenar y caimos sin saber como en un restoran que mas parecia una cocineria, es para gente del pueblo, no para turistas. La Mujer que atendia, Jannes Suarreb, es una negra puro amor y disposicion, nios sirvio unos fideos caseros no muy abundantes pero sabrosos. Aprovechamos de conocernos con mis compagneros de viaje, con los cuales compartire los siguientes dias.
Volvimos al albergue y nos acostamos a dormir sobre una terraza, bajo las estrellas, no hace frio y no hay mosquitos, el aire es fresco.
Es el dia mas feliz y disfrutado desde que estoy en Africa.

18 octubre 2006

ninos, desierto, truanes

Miercoles 18 de Octubre. 14 hrs.

Nouakchott es la capital de Mauritania, que limita al norte con Marruecos y al sur con Senegal.
Si a Calama le pusieran un Palacio de Gobierno, unas cuantas mezquitas y muchisimos Mercedes Benz decadentes tocando la bocina cada 4 segundos, eso es Nouakchott. Completando el cuadro, una ventisca cargada de arena que no permite ver mas alla de 200 mts, se mete en las narices y hace el aire dificil de respirar. Con justicia, Ignigo Diaz diria: !Esta ciudad es una miiiierda!! (el teclado es mas raro que chileno en Mauritania, con caracteres arabes y occidentales, con la a, la w, la z, la m y las comas en cualquier otro sitio.

Martes 17 octubre 9;30 hrs. Saint Louis.

Esperaba que el taxibrousse se llenara con sus 7 pasajeros para partir. Un enjambre de gente, cientos de vendedores se acercan a ofrecer panitos, relojes, cocos, galletas y golosinas, agua en bolsitas. Reserve un buen asiento en el auto, en la fila del medio de un peugeot station ochentero con tres corridas. La tercera es la peor, el asiento es mas angosto y menos espacio para los pies, lo vivi desde Dakar a Saint Louis, 4 horas. Alrededor, los nignos apenas vestidos con una polera larga, sucia y rota y un short, no pensar en zapatos o chalas. Uno a uno se acercan a pedir monedas, los miro a los ojos y les hago un gesto o sencillamente les digo no. Otro y otro, algunos con actitud decidida, otros impulsivos, los mas solo estiran la mano, "argent, tuba, argent" y permanecen mirandome fijo. No resisto mirandolos mucho, volteo la cara y miro al interior del auto, los lentes oscuros ocultan mis ojos humedos. Asi es por una hora hasta que se completa el vehiculo y partimos. No somos 7, somos 9, en la fila de atras un hombre viaja con su hija de unos 7 agnos en brazos, a mi lado una mujer joven carga a una nigna de menos de uno, cuando la nigna llora o molesta, saca la teta y le da de mamar, no se pone pagnal para taparse como hacen en Chile.


Martes 17 octubre, 12:30 hrs. Rosso Senegal.

Una masa de gente pululando rodea el taxibrousse al llegar a la rivera sur del rio Senegal, frontera con Mauritania. Un policia de frontera, con su huasca en mano pide los pasaportes o cartas de identidad. Dentro de la oficina de policia de fronteras nos revisan los papeles. A metro y medio del meson hay una pequegna celda donde 8 o 10 jovenes estan apignados, desconozco el motivo, no voy a preguntar.

Fuera del cuartel, en medio de ese caos, un cambista y conocedor del sistema, se me pega y me presiona para que compre moneda de Mauritania que se que se escribe UM pero no como se pronuncia. "Money of Senegal no in Mauritania, change now". Estoy tenso con este segnor a mi lado, no tengo mucha alternativa o es el o cualquier otro. Cambio 20000 CEFAS que son como 20 lucas, quiere que cambie "Oros", que entiendo se refiere a Euros. Me lleva hasta un bote lleno de gente con el cual cruzaremos el rio, me cobra 1000, una vez arriba me doy cuenta que no cuesta mas de 500.

Del otro lado, en Mauritania, nos espera en la rivera el gendarme de frontera, pide las identificaciones antes de bajarnos del bote. Soy uno de los ultimos en la fila para bajar; "eh; tuba", me hace bajar antes, le doy el pasaporte, avanzo algunos metros y observo como se pelea con algunos senegaleses, parece que no los quiere dejar bajar.

Acompagno a los oficiales a unas dependencias mas alla, son de cemento y ceramicas. Aparece un guia que algo habla en ingles, el oficial me explica que el jefe esta descansando, que tendre que esperar hasta las 4 pm... a menos que le pase algo para poder interrumpir el descanso. Le muestro un billete de 1000, no es suficiente, 2, ahi si. Detras del meson de los tramites, sobre esterillas, cubiertos del sol, decansan a pata suelta el jefe y varios otros, la imagen es como de mejicanos en pelicula gringa... y peor.

Timbrado el pasaporte, el guia me dice que tengo que declarar los Euros. Yo quiero salir pronto de ahi. Digo que solo tengo 200, nada mas. No interesa, seguimos. Una reja con un gendarme, pasaporte, adelante. Ahora el guia me lleva a un boliche para que cambie plata. " En Mauritania no CEFAS", cambio 10000 mas, le explico que no tengo mas. Inventa que en el camino me revisaran los gendqrmes, que no puedo pasar CEFAS, no cambio mas. Quiero huir de ahi.
El taxibrousse es un Mercedes blanco, son 3000 UM, al final pague como 5000 para no esperar a que se llene, como 2000 al guia.

Por fin salimos de Rosso Mauritania.

El paisaje se vuelve rapidamente dunas, unos pocos espinos diseminados, cabras comiendo de los espinos y algunos pinos de camellos. Carpas de tela y otras similares pero hechas de zinc (el calor!).

Miro por la ventana, estoy sediento. Calculo cuanta plata me sacaron en Rosso, de los dos lados de la frontera. Esta bien, ya estoy en la Republica Islamica de Mauritania.

(gracias a los que han dejado mensajes)

16 octubre 2006

Saint Louis, mar y rio

Saint Louis me ha resultado bien agradable, mas alla de los "hustlers" que se ofrecen como guias y venden cualquier cosa (la traduccion es como pilluelos) es un lugar apacible, con onda colonial, la gente es mas amable que en Dakar y corre brisa, lo que para mi es impagable.
La primera noche, luego de internet, caminaba junto al edificio del gobierno regional y vi unas aves que revoloteaban en los arboles y hacian un extrano sonido, sus alas extendidas son como dos cuartas de mano abiertas, mirandolas con detencion vi que sus alas tenian una forma particular, que reconoci de una pelicula oscura:Batman!!/ Por el cierlo revoloteaban cientos de murcielagos como en una escena de Indiana Jones y el templo de la perdicion. Uff!!!

No sabeis lo que es andar por la vida sin celular. Lo que vuelve a ser ir por la ciudad sin que nadie interrumpa mi caminar con una llamada indiscreta o un pedido o un simple "llamaba para saber como estas" (que es lo menos frecuente).
Es como volver a otros tiempos. Aca, tal como en Santiago, todo el mundo usa celular.

Oh libertad de movimiento!
Oh, verdadera libertad sin un ring tone que me siga!

A veces suena uno cerca mioy por un segundo creo que tengo que buscarlo para contestar.
Es como una pequena pesadilla de la que me despierto al instante.
(Que palabra bonita es instante y que feo y repetitivo uso le hemos dado a instantaneo. Mientras instante es como inhasible, puede ser efimero o eterno, es un tiempo que no tiene que ver con el reloj sino con el sentimiento, instantaneo nos lleva de inmediato rapidamente, facilmente, "de una"
Arriba el instante!!!!
Abajo el instaneo!!!)

Estoy empenado en aprender frances, ademas que es una necesidad imperiosa en esta ex colonia gala, para mi es un desafio personal: Voy a salir de Africa Occidental al menos "Champurre au France".

Junto a la isla de Saint Louis, que es toda historica y selecta con una elegante decadencia, una especie de barrio exclusivo de la ciudad, hacia el occidente se extiende una larguisima peninsula llamada Langue du Barbarie. Lo de Barbarie es porque vivian ahi los antiguos Bereberes. En la peninsula se siente el mar abierto, con todo el viento que viene sin obstaculos desde America. Cientos de piraguas pintadas con llamativos colores y con una forma curiosa estan ordenadas esperando el momento de meterse al mar, las pocas que estan dentro, desafian a las olas con una fragilidad admirable y corajuda. En la playa "la heroica mujer pescadora con sus manos abre y corta el pez, transformandolo en alimento y sosten para sus hijos"... en condiciones de higiene deplorables (sobre la arena). La playa es larguisima, de arenas blancas y un mar verdoso, con muchas olas como las de nuestro litoral central.
Junto a los restos de pescados y basuras, las cabras comen trozos de fruta o verduras o lo que encuentren, en todas partes esta lleno de cabras, casi no hay perros solo cabras (no se si tendra que ver con la fiesta del Ramadan que es este fin de semana o es siempre asi) casi tocando la arena estan las casas de los pescadores, sencillas pero la mayoria "de material". Bajo un toldo, sentados en filas y separados las mujeres a un lado y los hombres al otro, los fieles escuchan las palabras de algun religioso quien con microfono en mano y sentado tranquilamente en una mesa los instruye en su fe.

En medio de este escenario un pequeno "nino Luchin" senegales juega con un tarro o un pedazo de red. Ayer vino uno con un mango de cartera empunada en sus negras manos, nos siguio por la playa por un par de kilometros, se le unieron otros ninos, estuvimos un buen rato con ellos: Abu, Papa, Mama, que son hermanos, Signar (esos eran sus nombres, no es hueveo). El mas pequenito, Papa, no hacia otra cosa que comer arena, con su sudadera y sus short verdes miraba en silencio a los dos tubas (blancos) y se tumbaba sobre su hermana, Mama. Les regalamos unos Stylos per l'ecole. Tambien un ratoncito de madera que traje desde Chili. Abu, que habia sido el mas constante al final se fue picado porque pese a los regalitos, no consiguio que le dieramos plata. Durante la tarde se nos regalaron unas nubes que sirvieron para aplacar el calor.

Antes, mientras miraba el gran rio Senegal y el enorme puente mecano disegnado por Eiffel a mediados del siglo 19 rodeado por hombres que dormian en el pequegno parquesito o jugaban cartas, se me acerco un joven tuba, venia llegando de Mauritania e iba en travesia hasta Togo, donde va a hacer un servicio civil (alternativo al militar) por 3 meses. Lo lleve al albergue y en la tarde sali con el a caminar por la playa y nos encontramos con los "luchines". Me recordo al personaje de un libro americano "Into the Wild" de Jhon Krakahuer, en el que un mozuelo de familia acomodada, vende todas sus cosas y se lanza a la aventura, cruzando Estados Unidos de Este a Oeste y terminando su travesia en Alaska. Ambos comparten una energia, un inconformismo y una capacidad de desafiarse que los lleva a emprender enormes viajes, en condiciones impredecibles, cada dia es una aventura y el descubrimiento de si mismos es el verdadero destino de la travesia ("Juventud Divino Tesoro").

Me vienen a buscar para ir a compartir el te con un lugaregno, pero ya se que quiere que tome una excursion con un guia amigo suyo.

14 octubre 2006

Saint Louis du Senegal

Finalmente Cinzia no tenia Malaria, yo creo que es parte de su neura porque tiene que ir a una entrevista de trabajo la proxima semana.

El jueves me camine mas de la mitad de la ciudad, al menos eso creia en ese momento, ahora me di cuenta que es GIGANTE. Pude por fin ver el mar, me sente afuera de la mezquita de Medina a descansar con unos tipos que dormian a las afueras del templo. Para decir verdad, en todas partes hay gente durmiendo en la calle, en el dia y en la noche. Al menos no hace frio asi que no necesitan ni frazadas ni cartones. Me sente junto a un viejo a mirar pasar la gente en una esquina cualquiera, me explico que estan en Ramadan, que no comen ni !BEBEN! durante el dia, solo lo hacen despues de las 21>00 hrs. Ahi cache porque me miran con tantas ganas mi botella de agua. Incluso me hice de un amiguito al que le saque fotos, por el modico precio de un conchito de Sprite (a su padre no le gusto mucho y se lo llevo de un ala).

Al fin pude conocer el mar, Dakar esta en una peninsula pero, como dirian los arquitectos (entre ellos Fabio y sus amigos) "no tiene vocacion marina", mira hacia dentro no hacia el mar, la costanera esta hecha trizas porque la estan arreglando asi que me tuve que ir hasta la punta de la peninsula para ver el mar y sentir el viento. Descubri unos barrios tranquilos, donde se oyen los pajaros, no hay gente vendiendo ni pidiendo, es como estar en algunos barrios de Vina. Ahi me quede buen rato para encontrar un poco de paz.

La verdad es que este pais es muy sobre estimulante. A cada rato se me acercan (facil, soy de los pocos Tubab-"blanquito"- que hay y les aparece el signo FCA (Francos Senegaleses)para ofrecer y pedir. Es un poco cansador. Las veces que he pensado que me hablaban de buena onda al final me piden que les compre o les de plata. Es un ejercicio permanente de asertividad.

La unica excepcion fue Suliman, un negro joven y simpatico con el que nos pusimos a conversar mientras miraba el mar. Hablamos mucho rato, me enseno palabras en la lengua local (Wolof) y me dio hasta su telefono. Al final nos despedimos y NO ME PIDIO NADA!!!!!!!. Bueno, igual el amigote estaba un poco loco, por eso que no es como los otros.

Al dia siguiente fuimos a la Ile Cote, que esta frente a Dakar y tiene un estilo colonial, muy parecido al que hay en el caribe. En el barco me engrupio una negrita que tenia 30 hermanos, su padre tenia 4 esposas. Hasta me ofrecio una novia senegalesa, su hermana. Muy simpatica ella, al bajarnos me dijo que fuera a su tienda a ver "sin compromisos". Igual le termine comprando unos collares, pero le regate muchisimo (todo aca es con regateo).

En Saint Louis, donde estoy ahora, y en Dakar existe una sobrepoblacion de taxis, cientos y cientos, por lo tanto, con tanta competencia, los precios son ridiculos. Me imagino que algun programa de gobierno para paliar la cesantia debe haber dado facilidades para comprar taxis (se caen a pedazos). Me imagino que en Lota, con los planes de reconversion de los trabajadores del Carbon debe ser igual.

Esta vez no hay fotos, este compu es antiguo y no se si se le pueden descargar de la camara.

Esta noche dormire bajo un mosquitero, es una isla en un rio y los mosquitos deben ser cosa seria.

11 octubre 2006




TransDakar

8:30 p.m.
Mi amiga Cinzia enferma, fiebre, dolor de estómago.
Ella teme que sea malaria. Yo pienso que es una intoxicación con lo que comimos ayer, o una gripe.
Ha llamado al laboratorio, vienen a la casa a hacerle el examen.
Está débil, ahora come una sopa para uno Maggi chilena con fideos cocidos italianos.

Yo traspiro y traspiro. El agua me cae por la frente, a veces las gotas llegan hasta el suelo, otras en mi polera. El ventilador lo tengo a menos de un metro, con cada giro es un poco de alivio, luego se va y vuelvo a lo mismo.

Suena Mecano desde mi computador.

Hoy estuve toda la mañana leyendo mi guía de Senegal. No salí hasta pasado las 4 de la tarde. Todavía me duraba el shock del día ayer en los mercados del centro de la ciudad y el tour que me hizo mi “amigo y guía” Chiehk quién me pidió al final FCA10.000, le di 2000 y una Coca-Cola. Quedé de llamarlo hoy para otro giro, pero no lo hice. Mañana sí.

Me animé y salí caminando en dirección al centro, pero tenía claro que no iría hasta allá.
Fui hasta un supermercado que está a unas 20 o más cuadras de casa de Cinzia. Entré me paseé por entre las góndolas. Todo muy igual a los supermercados chilenos (hilando fino podríamos decir que a uno de barrio o de provincia), más o menos los mismos productos, salvo el manjar o dulce de leche. Los precios bastante similares. Senegal es barato comparado con Europa, con nosotros está muy cerca, salvo en el transporte, los taxis tienen unos precios ridículos, no tienen taxímetro, hay que negociar y regatear antes de subirse. Con mi pobre francés y el nulo Wolof sólo me queda mostrarles el mapa y mostrarle las monedas.
Dentro era como una cápsula, aire acondicionado, productos envasados, gente de color bien vestida con ropa tradicional u occidental y algunos blancos, cajeras con uniforme, guardias de seguridad. Antes de salir del súper me compré un diccionario de español francés a ver si puedo paliar un poco el déficit lingüístico.

Volví a la calle, era Dakar de nuevo, un caos de autos, especies de micros y un sinnúmero de taxis, vendedores por todos lados. Frente al súper se puso una feria libre, larguísima, vendían ropa, mucha ropa principalmente occidental, caminé por la calle que la rodea, no me metí entre los puestos. En todas partes hay gente vendiendo, de todo, desde relojes y cinturones a baratijas y antigüedades, equipos de música semi descompuestos, trozos de piel de animales, cuernos y hierbas probablemente con sentido religioso, Jirjir creo que se llaman unas especies de escapularios que se cuelgan con cosas mágicas o trozos del Corán (Viva el sincretismo!), maní y otros granos, unos palitos largos que según me explicaron, como están en Ramadán y no comen durante el día, lo usan para paliar el hambre o para limpiarse los dientes.
La feria estaba junto a un canal tipo San Carlos pero todo encementado y con muy poca agua, toda “servida” –qué gran eufemismo aquello de “agua servida”, para no decir agua con caca y residuos varios, por último fuera “aguas usadas”, “aguas desechadas”, qué es eso de “servidas”: yo me la sirvo, la proceso, la elimino y se convierte en… agua servida- en cualquier caso el olor, era “servido”. Lo más llamativo fue ver a una mujer con una gran palangana sobre la cabeza, vaciar todo su contenido “servido” sobre el canal.

Cinzia duerme, bajo el volumen la música del computer.

Mi cara de asco y mis ojos semi cerrados por la resolana me deben hacer ver muy occidental y, para peor, turista.

Al regreso unos niños estiraban unos hilos larguísimos con unos aparatos como los que usan para guardar el hilo los encumbradores de volantines, no entendí para qué eran, sólo que no quisieron que les tomara fotos. En realidad lo que quieren es que les dé plata por la foto. Seguí de largo y como una cuadra más allá estaban haciendo telares con esos hilos, la base en blanco y los tejían con azules, dorados y verdes. Ahí si saqué fotos a un par de cabros que tejían… les di una luca (aquí el cambio es casi igual que en Chile).

Volví a casa con mis compritas y me encontré con mi anfitriona enferma. Che cazzo!!! Así que ahora estoy de enfermero. Es lo menos que puedo hacer…

Son las 9:00 pm y hace rato que está oscuro. Los del laboratorio aún no llegan.

03 octubre 2006

Un acto narcisista... pero bueh.


Los blogs me parecían, digo me parecen, un acto narcisista, esa cosa de andarse mostrando, lo que hago, lo que como, donde ando, lo que pienso, con quién lo hago... Pero mi amigo y sanador Fernando Dougnac me sugirió que abriera uno para publicar, narcisisticamente, sobre mi viaje. Me pareció práctico, para así no tener que estar escribiendo tantos correos. Así que aquí estoy. Lo más probable que me termine gustando. De hecho, ya me está gustando esto de escribir con la expectativa que "alguien", quizá tú, me lea.
Como me dijera sabiamente Paty Rayment hace años, tengo que aceptar mi lado narcisista.

Y aquí vamos... espero tener conexiones disponibles para subir fotos y mensajes a este espacio espacial cyber virtual en red globalizado...


Lo de la imagen es para probar si me resultaba subirla.

El próximo desafío es saber cómo volver a entrar para subir otras cosas.

Sólo Dios sabe si lo lograré