01 julio 2007

Yo me bajo en Barcelona Sanz, pero sólo por unos días.









Las encuestas me han llevado a subir nuevamente a los trenes de cercanías, esta vez en Catalunya, Barcelona. Otra vez trenes pa' llá, trenes pa'cá. Pero el escenario era distinto, la línea que me tocó trabajar iba junto al mar. Mi primera sensación fue ¡Mar, cómo extrañaba el mar! y qué bien que se siente la brisa marina y las olitas y la gente pasándoselo bien. Ahora la jornada era más larga, de 8 ó 9 horas cada día, claro que con un laaaargo almuerzo de como 3 horas en que la gente no se sube a los trenes. Eso me dio tiempo para dar una vueltita, sentir la arena tomar algo de sol.

Pero "sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas", el viernes en la mañana (tercer día de cinco), me llamaron de Madrid para decirme que el estudio se había suspendido porque estaba colapsado el sistema de trenes de Catalunya por el descarrilamiento de un tren. ¡Plop!. Pero como en cada problema hay una oportunidad ("y vea el vaso medio lleno"... "piense positivo", "no diga sí cuando quiera decir no"...) tenía 2 días y medio para disfrutar de Barcelona a mi gusto. Así que llamé a mi amiga Raquel, quién gentilmente me había ofrecido su piso para quedarme si lo necesitaba. Me fui para el depto de Raquel y su novio. De ahí, puro pasarlo bien. Pasear por esa ciudad tan joven y novedosa que yo la definiría como un adolescente sobre estimulado, siempre llena de edificios y nuevos sectores, y vanguardia y reflote de edificios y lo último en arquitectura y nuevos... nuevos... nuevos... (Si Barcelona es un adolescente, Madrid es como uno de esos señores que se encuentran en los bares, con su boina calada, puchito en los labios, tomando un tradicional vaso de vino y sus tapas -más información escuchar las canciones de Sabina).Por lo mismo, mis horas siguientes fueron muy estimulantes, incluyendo la celebración de la noche de San Juan donde Barcelona se volcó a la playa a pasar la noche bailando y tomando (era que no!).
Con una resaca memorable y luego de almorzar "sanito" (ensaladas y mucha agua) me despedí de mis generosos anfitriones y volví a Madrid en el tren de alta velocidad. No descarriló, me bajé en Atocha.