19 abril 2011

Vivos y decadentes


Este post lo había comenzado hace unos meses atrás, poco después del concierto “El Abrazo” en el Parque O’higgins en Santiago de Chile, pero quedó sin terminar y sin publicar. Ayer he recibido por fin un CD que había comprado en Amazon.com entusiasmado por los vídeos que vi de ese concierto través de youtube. Lo que decía esa entrada inspiraba lo que comento ahora:
Hay cosas que pensamos que nunca veremos y otras que siendo un cliché, algo esperable de ver en un determinado momento o lugar, de todos modos es altamente improbable que te ocurra.
La primera sería ver a Charly García regordete y volviendo a tocar un concierto a toda máquina, con voz (tampoco tanta, pero ayudado por una buena acompañante), con fuerza, concentrado, sin olvidar la letra y dándolo todo. Eso me imagino es lo que vieron los que fueron al mencionado concierto en Santiago y que algo recogían los vídeos en youtube. Eso es lo que he podido ver en el DVD con la grabación del “Concierto Subacuático” que acompaña al disco del mismo nombre que me llegó la semana pasada. Ver a un ídolo imprescindible de mi banda sonora vital renacer junto al piano, vestido de formal chaqueta y camisa negra, bajo una intensa lluvia, seguido por cientos de argentinos fieles y sonando como en los mejores tiempos, con precisión, energía y la cuota justa de ruido, acompañado por su banda “Say No More” –incluido el trío de chilenos gordotes y melenudos que en su día tocaron con el Negro Piñera-, y lo más notable, verlo presente, sobrio, concentrado, entregado. Hay “casi muertos” que no hay cómo enterrarlos. Charly es ahora uno de ellos. Cuando pensaba que ya sólo quedaba recordarlo como “lo que fue”, ha vuelto a subirse a los escenarios con una impensable barriga pero con toda la potencia y música que le vimos en los tiempos de los conciertos en el Estadio Chile o el velódromo del Estadio Nacional.
Lo que podría ser un cliché es ir paseando con el cochecito del bebé por una calle cerca de casa y encontrar un equipo de rodaje en plena faena, acercarme a cotillear y ver al mismísimo Pedro Almodóvar filmando. Más de algún amigo chileno me ha preguntado sí en estos 4 años y medio he visto a Pedro Almodóvar. La verdad es que sí, una vez antes lo vi a la entrada del cine, pero encontrarlo en plena filmación, con su tupé ya encanecido tan característico, es algo casi de postal. Pero el momento de Almodóvar es distinto, al ver sus últimas películas, la sensación es su talento se estuviera apagando como le ocurrió a Billy Wilder, Hitchock y varios otros maestros del cine al envejecer. Las últimas películas del manchego, no tienen la capacidad de atrapar ni de sorprender como tenían las que hizo algunas décadas atrás, y subrayando, “Los abrazos Rotos” es una película para olvidar, después de superar la rabia y las ganas de exigir la devolución del dinero. Todavía tengo la esperanza que Almodóvar reencuentre su inspiración y vuelva a seducirnos con sus películas como lo hizo tiempo atrás. Si Charly García ha podido emerger desde sus excesos, sus estadías en siquiátricos, sus adicciones, sus saltos a la piscina desde un octavo piso y su cuerpo famélico, para volver a encantarnos, podemos anhelar que Pedro vuelva a tomarse la pantalla para emocionarnos y no tener que recordarlo sólo por “lo bueno que fue”.
Mientras, Gustavo Cerati yace en un hospital sin poder cantarnos.

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