24 noviembre 2006

Más viajes, ángeles custodios y gracias

He dejado Timbuktu.

Rumbo al sur pasé por la historica ciudad de Djennè que segun el Lonely Planet (una suerte de biblia de los viajadores) es la guinda de la torta del Africa Occidental. A mi me parecio ahi no màs. Quizà no andaba en vena. El mercado era... un mercado, la gran mezquita de barro, la mas grande del mundo era bonita, y se ve muy bien en fotos. La ciudad llena de recovecos y rincones, puertas adornadas y ventanas estilo marroqui. Quiza ya habia visto de eso en Timbuktu, por eso no me impresionò.

Comencé a "devorar kilometros" para volver a Senegal, a juntarme con mi amiga Cinzia para ir al sur de este país. Como es de imaginar, el desplazamiento tuvo todo tipo de peripecias, como estar detenidos en un punto de la carretera entre Bamako (la capital) y Kayes ser conminados por la policia a pagar 250 cefas cada uno para que nos dejaran pasar, si no, debiamos dormir ahi y partir al dia siguiente cuando apareciera la luz. Los pasajeros no han querido pagar. Dormimos ahi.

Al dia siguiente, luego de 24 horas en un recorrido que de ida hice en 12 (que ya es bastante para 600km), la maquina se rompiò y comenzaron a repararla los dos mecànicos que viajan en ella especialmente.

Impaciente, me bajé y me fui a tomar otro transporte. Fue salir del fuego para caer en las brazas. Llegue a Kaffrine a las 06 de la magnana del dia siguiente. Ya ni cuento las horas que me tomo el trayecto.

En los buses conoci a varios personajes, un profesor Maliense, Roger, que me hablaba y hablaba en francés, convencido que yo le entendia. Es cierto que las ideas mas o menos las agarraba, pero no siempre, asi que usaba el reflejo de los psicologos y asentia, si me asia de una palabra, la repetia para mostrar que le seguia la idea. En el asiento delantero un estudiante de inglés de la universidad de Mali -Baba-, conversamos la otra mitad del viaje. Estaba feliz porque podia practicar el idioma. Al bajarnos, me indicò como llegar al hotel. Al dia siguiente me vino a buscar a las 7 de la magnana y me acompagno a tomar el bus para Senegal. Como él, he tenido varios padrinos y àngeles que me han acompagnado en varios tramos y me han hecho pequegnos regalos en momentos que necesitaba apoyo en estos remotos y salvajes parajes.
El mas soprendente, ni siquiera le vi la cara. Debia ir a la farmacia a comprar algodon y alcohol para curar mi herida que supuraba pus de hace varios dias y dolia. Pasé primero a un boliche a comprar algunas vituayas, tome unas galletas, unos café en sobre y golosinas, vi sobre el meson unos pagnuelos desechables, los agarré, los miré, me di cuenta que no los necesitaba y los dejé donde estaban, de improviso, unas manos tomaron un tubo con cotonitos en los que no habia reparado y los puso a mi vista. Apenas me giré a mirarlo pero no sé como era. Con los cotonitos al frente me di cuenta que era lo que necesitaba para mi curacion. Luego de un par de dias, pude desinfectar la herida, ya se deshinchò y no duele.

Ya me detendre en otros personajes.

Gracias por todos los saludos de cumpleagnos, siento la compagnia de los que han escrito y de los que sé que leen estas narcicistas lineas. Me emocionò cuando las lei y me vuelvo a remecer cuando las re leo.

1 comentario:

Silvana dijo...

Cuando leo tus lineas a veces me emociono y me dan ganas de llorar un poco,estoy muy sensible y la sensibilidad y la hermosura de tus relatos me emocionan.

Me acuerdo de tu cara de niño bueno y me alegra que saber que estas viviendo este episodio Africano, que sin duda remera tu vida como remecio la mìa cuando me toco vivirlo.

Un abrazo


Silvana